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Economía

El fin del año: una trampa para los compradores compulsivos

Hay señales de cuando las compras se convierten en compulsión
Ludmilla Souza - Reportera de Agência Brasil
Publicado en 21/12/2021 - 14:59
São Paulo
Comércio com decoração de Natal na rua Teodoro Sampaio, em Pinheiros.
© Rovena Rosa/Agência Brasil

“Empecé a tener compulsiones de compra durante la pandemia. Al principio del aislamiento social, descubrí dos aplicaciones de venta y no podía dejar de comprar. Me daba una sensación de placer, de compensación por la ansiedad del momento. Las compras se volvieron incontrolables. Mi armario se llenó, incluso con ropa que aún no me he puesto”, cuenta la periodista Flávia Vargas, de 44 años.

Aunque se relajaron las medidas de aislamiento y se abrió el comercio, Flávia siguió comprando a través de las aplicaciones. “Ofrecen tantos atractivos que se convirtió en una costumbre entrar en ellos todos los días, aunque fuera para echar un vistazo y etiquetar las piezas que más me gustaban. No me endeudé, pero el gasto me perjudicó mucho en el control de mi presupuesto, con lo que siempre había sido muy cuidadosa.”

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 8% de la población mundial padece oniomanía, también llamada consumismo compulsivo o trastorno de compra compulsiva (TCC).

La patología es responsable del movimiento de más de US$ 4 mil millones en Norteamérica. Entre el 80% y el 94% de los compradores compulsivos son mujeres, en quienes el trastorno suele aparecer en torno a los 18 años, mostró una investigación publicada en la Revista Brasileña de Psiquiatría.

Para el psiquiatra Adiel Rios, el aislamiento social impuesto por la pandemia del covid-19 ha contribuido al aumento del número de casos de oniomanía.

“Con las puertas cerradas, muchas tiendas migraron al comercio electrónico. Las que ya operaban en este modelo reforzaron su actuación en las ventas en línea. Y las aplicaciones de las redes nacionales e internacionales son una gran trampa para los compradores compulsivos: proporcionan cupones de descuento, puntos por cada compra realizada, que se revierten en descuentos para nuevas compras, entre otros atractivos. Para quien tiene el trastorno, resultó ser una forma fácil y descontrolada de comprar”, detalla Adiel, quien trabaja en el Programa de Trastorno Bipolar del Instituto de Psiquiatría del Hospital de las Clínicas, vinculado a la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP).

Según él, tras la reapertura del comercio, el comprador compulsivo sigue utilizando las herramientas disponibles en el ambiente virtual, porque tan solo tiene que coger su móvil, entrar en la aplicación y comprar lo que quiera, en cualquier momento y desde cualquier lugar.

“La única manera de interrumpir este círculo vicioso sería un uso racional o incluso un distanciamiento de estas apps. Mientras estén disponibles en el teléfono, será muy difícil evitar las compras compulsivas, sobre todo si la persona está ansiosa, necesita llenar un vacío o suplir alguna falta”, dice Ríos.

Cuando se dio cuenta de que había algo detrás de la compulsión por las compras, Flavia buscó ayuda médica especializada y, hoy día, sigue con un psiquiatra y un psicólogo. “Me diagnosticaron depresión y trastorno bipolar. Estas condiciones me provocaron síntomas como la ansiedad y el comportamiento impulsivo. Estoy en tratamiento con antidepresivos y litio, que ayuda a frenar las compulsiones, así como hago el seguimiento psicológico.”

Compras de fin de año

El fin del año, cuando hay un mayor atractivo para las compras debido a la Navidad y a la paga extra, hay posibilidades de que se intensifique el hábito de las compras compulsivas, dice el psiquiatra. Además, con el comercio abierto en horario más amplio y sin restricciones, aumentan los canales de adquisición de productos.

“Desde el momento en que el comprador compulsivo se lanzó a las ventas online durante la pandemia, es poco probable que abandone el hábito que se ha convertido en su válvula de escape en el aislamiento. Con la reapertura, uno vuelve a comprar en la calle (cuando sale) y también por el móvil (cuando está en casa). En otras palabras, nunca hubo tiempo perdido, porque el compulsivo no dejó de comprar. En cierto modo, este descubrimiento de la compra en línea durante el aislamiento intensificó la compulsión".

Trastornos asociados

Las familias de compradores compulsivos muestran una mayor tendencia a desarrollar otros trastornos, como los del estado de ánimo, la dependencia química y los trastornos alimentarios. “Además, existe una relación muy estrecha entre la oniomanía, el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno bipolar. La suma de estas patologías con las distorsiones sobre el acto de consumir motiva al comprador compulsivo a desarrollar una supuesta seguridad a través de las compras.”

Al permanecer largos periodos sin consumir, el oniomaníaco también puede sufrir un síndrome de abstinencia con síntomas similares a los de la dependencia química: irritabilidad extrema, pérdida de autoestima, ánimo deprimido, ansiedad y cambios de humor.

Tratamiento

Según el psiquiatra, existen numerosos enfoques terapéuticos capaces de ayudar a quienes padecen este trastorno: “Los tratamientos incluyen el control con medicamentos, como ansiolíticos y antidepresivos, la psicoterapia e incluso la consulta con un especialista en finanzas personales. Pretenden dar un nuevo sentido a la relación gratificación-recompensa, mostrando que hay otras formas de afrontar los dolores y maneras mucho más saludables de obtener bienestar y placer en la vida.”

También hay grupos de apoyo, como los Deudores Anónimos, donde otros compulsivos comparten sus experiencias.